El lunes 14 de noviembre de 2016 la Dra. Dña. Mar Galindo Merino, de la Universidad de Alicante, impartió un taller sobre el uso de la L1 y la L2 en las clases de español como lengua extranjera (ELE). Tuvo lugar en el Campus de Umeda de la Universidad de Kwansei Gakuin (Osaka) y contó con la participación activa de 10 profesores nativos y japoneses.

La idea central del encuentro era que el uso de la L1 en la clase es un recurso más del profesor que debe ponerse al servicio de la enseñanza de la L2. Tras una puesta en común sobre las ideas de los asistentes, la profesora Galindo fue clarificando los aspectos que nos preocupaban con referencias a lo que se ha investigado sobre el tema. Son muchos los mitos que han arraigado en torno a esta cuestión: que enseñar bien un idioma es hacerlo exclusivamente en la lengua meta, que el input por sí solo conduce a la adquisición, que cuanto más temprana sea la edad de inicio del estudio de una L2 en clases de inmersión, mayor será el grado de dominio que se alcance en la misma… Todas estas creencias fueron desmontadas (o, al menos, cuestionadas) con datos y dieron lugar a un interesante intercambio de ideas y opiniones. ¿Y qué pasa en las clases? La profesora Galindo discutió con nosotros sobre los problemas más importantes relacionados con la L1 en la clase de español y que han sido el tema de su investigación doctoral. Los documentos oficiales que orientan actualmente la enseñanza de ELE nos dieron al respecto algunas pautas. El MCER (Marco Común de Referencia para las lenguas), por ejemplo, reconoce la posibilidad de cambiar de código durante la clase y la libertad del profesor para tomar decisiones sobre el aula. El PCIC (Plan Curricular del Instituto Cervantes) señala como estrategia de aprendizaje el uso del análisis contrastivo para «la comparación del español (gramática, nociones, géneros, etc.) con los de la lengua materna»; también indica la posibilidad de traducir textos (traducción directa o inversa) para entender y producir significados y recordar las reglas gramaticales, utilizando «la lengua materna u otras lenguas»; incluso, como estrategia de comunicación, habla del «uso de la lengua materna u otras lenguas que se conocen».

La tarea final del taller fue elaborar un decálogo de buenas prácticas para el uso del japonés en las clases considerando el rol que desempeña el profesor y las necesidades lingüísticas de los
estudiantes. En este punto, quedaron de manifiesto los puntos de vista de los profesores nativos y no nativos: los primeros, dando prioridad al uso de la lengua, pero buscando una mayor comprensión de las actividades en el alumnado; los segundos, con la explicación de la gramática como objetivo principal, pero buscando darle «cuerpo y vida» a sus clases. Entre todos alcanzamos el objetivo propuesto y, gracias al buenhacer de la profesora Galindo, nos llevamos del taller nuevas ideas y propuestas para aplicar a nuestras clases.

Este taller fue organizado por la sección de Metodología de Canela en colaboración con la Universidad de Kwansei Gakuin y la Sociedad Japonesa para la promoción de la Ciencia No.15K02699.

Arturo Varón

Taller celebrado el 14 de noviembre en Osaka sobre «La L1 y la L2 en el aula de ELE»
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